La ansiedad, esa indeseada compañera de viaje
Llevaba unos días dándole vueltas a qué tema tratar en la primera entrada del blog (que, ya os adelanto, no sé qué periodicidad tendrá porque LA VIDA). Recordando las propuestas que me hicisteis cuando estrené la cuenta de Instagram, la ansiedad destacaba por encima de todos. Esta se ha convertido casi en una pandemia hoy en día, todos conocemos a alguien que dice «es que tengo mucha ansiedad» o «me dio un ataque de ansiedad».
Pero, ¿qué es la ansiedad?
La ansiedad es una emoción normal que experimentamos las personas cuando nos enfrentamos a una situación o estímulo desconocido que, a priori, consideramos una amenaza.
Y, si es una emoción normal, ¿por qué nos hace sufrir tanto? En primer lugar, no todas las emociones, aunque sean normales, son agradables. Algunas sí lo son, como la alegría, la calma, la felicidad… Pero otras no nos gustan nada, como la tristeza, el miedo o la rabia. Sin embargo, tienen su función.
Si la ansiedad se experimenta de forma muy prolongada en el tiempo o desproporcionada, ante estímulos o situaciones que realmente no son amenazantes, es ahí cuando se convierte en un problema. Cuando pasa a ser desadaptativa.
¿Y por qué unas personas tenemos mucha ansiedad y otras no? Existe en algunas personas predisposición a padecer ansiedad, por la combinación de cierta vulnerabilidad biológica (hipersensibilidad al estrés genéticamente determinada) y de vulnerabilidad psicológica generada por experiencias tempranas de eventos negativos.
La ansiedad se ha convertido en el eje central de muchos trastornos, tanto que en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5) existe un capítulo dedicado exclusivamente a los trastornos de ansiedad, como trastorno de ansiedad generalizada, fobias específicas, trastorno de pánico, ansiedad por separación...
Vale, pero ¿y esto cómo se trata?
Lo primero que hacemos en las sesiones con nuestros pacientes es evaluar las conductas problema. Una vez tenemos una hipótesis de cómo se han originado y cómo se mantienen estos problemas en el momento actual, establecemos los objetivos de tratamiento. En este caso, un objetivo podría ser disminuir la respuesta fisiológica de ansiedad (como hiperventilación, sudoración, taquicardia…). Y, a continuación, planteamos la intervención utilizando las técnicas con mayor evidencia empírica para tratar cada objetivo, como por ejemplo la relajación muscular, la exposición a las respuestas fisiológicas de ansiedad, etc.